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Inspirado en mejorar la calidad de vida de su madre, Moisés Medina, cofundador de Livana, no solo encontró la forma de ayudarla, sino también a millones de mexicanos que padecen diabetes. De esta forma nació su empresa.
Recién distinguida con el Premio Nacional del Emprendedor 2017, Livana es una empresa mexicana con sede en Puebla, fundada por Moisés Medina y Pedro Magaña, egresados del Tecnológico de Monterrey y que tiene entre sus objetivos contribuir a la salud de las personas ofreciendo un edulcorante libre de calorías.
Medina cuenta a PREMO que en el mundo existen 347 millones de personas con diabetes y su mamá es una de ellas, esto lo llevo a detectar la gran necesidad de un endulzante con buen sabor y que no impactara en el índice glucémico de las personas, ya que en el mercado no existía tal opción.
“Livana es un endulzante natural sin azúcar, que a diferencia de otros productos mantiene el índice glucémico de quien lo consume en ceros”, esa es su principal propiedad, señala el también ingeniero industrial.
El nacimiento de Livana
Detalla que al darse cuenta de que los edulcorantes que normalmente consumía (su mamá) sí contienen azúcar y que su glucosa en sangre no bajaba decidió averiguar más y fue cuando se percató que los que existían hasta entonces impactaban de forma considerable en los niveles de azúcar de las personas.
Buscar una alternativa les costó tiempo e investigación, pero finalmente lograron a partir de la fermentación de granos y frutas obtener eritritrol, que es la base de su producto. Este tiene el beneficio que aporta 0.2 % de calorías por gramo, su sabor es dulce y no afecta el índice glucémico de quien lo consume.
Aunque la idea nació en el 2013, no fue hasta finales del 2015 cuando el proyecto vio finalmente la luz y desde entonces han tenido un crecimiento que se ha sustentado en buenas decisiones de negocio, por ejemplo, rodearse de personal calificado.
Sobre ello abunda que desde el principio entendieron que no podían ser todólogos y que difícilmente sin experiencia en ciertas áreas iban a llegar solos a su destino. Su recomendación para quienes inician es que contraten talento: “el mejor que se pueda”.
Los primeros pasos
Nuestro producto poco a poco se va posicionando en el mercado, pero no ha sido fácil. Estuvimos en una aceleradora del Tec de Monterrey y nuestra primera producción la hicimos con recursos propios. Hoy hemos levantado ya dos rondas de inversión con muy buenos resultados y actualmente somos seis los socios de la compañía, refiere.
Sobre esto último dice que obtener la inversión puede ser un punto que a otros empresarios les cueste, pero por fortuna para ellos no fue así, ya que los inversionistas confiaron en su producto porque tenían un modelo de negocios probado, con siete u ocho meses operando y clientes importantes, esto hizo más fácil la capitalización. Para los inversionistas no basta que tengas una idea, la debes tener probada.
La competencia te tira, con la mano en la cintura, lo que has hecho en meses
Al hablar de su competencia dice, en el mercado existen muchos productos con el mismo fin, pero ninguno tan sano como Livana, por eso la forma de competir es decir la verdad, lo que realmente es el producto, siendo congruentes, pero principalmente teniendo valores, que es algo que se ha perdido mucho en las empresas, explica su cofundador.
Actualmente producen 7 millones mensuales de sobres (inició con 30 mil sobres), y hoy sabe que la competencia es dura, pero su mejor carta de presentación es el tener un buen producto y buenas referencias.
Los planes futuros
Livana quiere ser una marca de alto impacto, que genere no solo fuentes de trabajo dignas, también busca incidir en la salud de sus consumidores. “No pretendemos cambiar los hábitos de la gente, pero si queremos proveerlos con productos de la canasta básica que sean sanos sin sacrificar el sabor a un precio accesible”.
Recientemente inauguraron una oficina en Estados Unidos, con la cual iniciarán operaciones en enero, además están por lanzar un producto de una línea totalmente diferente, pero pensando en la salud de los mexicanos.
Medina señala que sus planes no son quedarse como un sustituto de azúcar, quieren crecer y ser una empresa que produzca alimentos sanos y que estén al alcance de todos sin enfocarse a un nicho de mercado.
A pregunta expresa de cómo le hace una empresa pequeña para ser grande contesta, “Hoy por hoy somos una empresa pequeña, pero competimos con gigantes. Dentro de nuestra visión está hacer las cosas con pasión, con amor, con mucho amor a México, creer en uno mismo y en nuestra gente acompañándolo de un trabajo arduo y diario, porque solo así podremos dar el siguiente paso”.
Entre los clientes de Livana están grandes cadenas comerciales como Soriana, La Comer, Chedraui, así como el canal mayorista en hoteles y restaurantes, además su producto está avalado por la Asociación Mexiana de Diabetes.
Para Livana las cosas están claras: “Nuestro compromiso es seguir adelante y pronto daremos buenas sorpresas”, concluye su cofundador.
Foto:FB Livana
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Categorías: Exito, Historias de éxito, PyMEs